Crónica de un Camino lleno de latidos.
El pasado 13 de octubre comenzamos un programa con 11 personas en el Camino de Santiago. Santiago de Compostela nos recibió con un día lluvioso, con buena temperatura... lo que sería el augurio de lo que viviríamos el resto de la semana.
El día 14 iniciamos nuestro camino desde la Plaza del Obradoiro hacia Finisterre. Nuestra primera meta? Ponte Maceira. La lluvia fue una constante, al igual que la actitud positiva de nuestro grupo que, vestidos con una sonrisa, presentaban edades comprendidas entre 60 y 74 años. Una predisposición excelente, una actitud positiva, cariño y mucha ilusión llenaban paso a paso el Camino, que nos unía cada vez más frente a una climatología adversa... Lluvia, granizo, viento y niebla... pero, ell@s, no quisieron parar ¡ni un momento!. Un camino que acortamos un poquito evitando tramos largos de carreteras sin arcen y alguna que otra bajada o subida complicada. Llegamos a Finisterre y el cielo se abrió... Nos premió con una puesta de sol tímida y lo agradecimos con el alma. El día 19 llegó el final del viaje y nos despedimos con el corazón agrandado y un nudo en la garganta. En esta semana nos enseñaron mucho, de lo que vale, de lo que se guarda en la mochila que nos llevaremos al partir de este mundo. Enseñanzas para vivir más plenamente la vida, desde la experiencia de personas que están aprovechando cada instante como si fuera el último porque... nunca se sabe. Gracias de corazón por tanto. Buen Camino siempre. ¡Un camino que siempre nos da lo que necesitamos aunque no sepamos que lo necesitábamos!.
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