ADORO LA GAMBA BLANCA del Atlántico Andaluz y Portugués y del Mediterráneo Malagueño: la finura y delicadeza de sabor es inigualable, pero hace falta buen paladar y sapiencia gastró para apreciarla en todo lo que vale. No se trata de dar hostias al buen gusto como sucede con, un poné, la cabeza de un chorizo/carabinero -cuyos nombres ya anuncian la agresión y el tiro al paladar-, no. Eso es una merdellonada. Yo escribo de sutileza y capacidad de sentir y degustar...y a eso no es tan fácil de amar y defender. Por eso adoro la blanca gamba blanca.
Mi abuela -de francesa formación cocinera- acostumbraba en sus convites familiares a cocinar durante laaaargo y leeeento -vueltas y revueltas- rato, una exquisita gran salsa bechamela de gamba blanca de Málaga -caldo de cocer sus cabezas y cascaras y cuerpos limpios al final- con la que rellenaba un fabuloso y enorme -para12/14 pax- vol-au-vent de hojaldre fino y crujiente en la que introducía un solo carabinero -que casi regalaban en la pescadería- que enseñaba a la masa en cocción y que retiraba al poco no fuera ser que echara a perder la excelencia de la tarea y del plato.
Ahí reside la différence!
C'est la grande différence!!
Amigos míos.